El reciente trabajo escultórico de Juan Carlos Henríquez (México, 1962), sin duda es una cita al mito, pero es una “cita” hecha en escultura, es decir, hecha en materia y volumen, al menos eso pareciera en un primer momento. Sin embargo, y esa es la invitación al visitante, es sobretodo una instalación que se produce por medio del emplazamiento de las piezas en el lugar. Se trata de una operación que saca el volumen escultórico de su ensimismamiento y produce su espaciamiento. Con este gesto instalativo, el artista produce una red compleja de emociones en el espectador, relacionada con el lugar y la escala de las esculturas, y que pide al visitante colocar sus sentidos conforme al modo en que en cada núcleo de la exposición se produce un “paisaje”; corresponde al espectador conformarlo. Mirar, pero también inclinar y entrar, son acciones que interpelan algo más que el ojo.
En este sentido, Sísifo subraya, desde el ojo hasta el cuerpo sumido en vértigo, un aspecto que no es tan evidente en el mito: la intensidad del esfuerzo y la pasión inútil en el submundo del Hades.
José Luis Barrios
Curador