
Miguel Aguayo López Urbina, S.J. (1934 – 2020) Jesuita, pintor, escultor, poeta, novelista, ensayista, músico y catedrático de la Universidad Iberoamericana durante más de cuatro décadas; es quizá uno de los últimos seres renacentistas en este lado del mundo.
Siendo novicio de la Compañía de Jesús, Miguel se concentró en la poesía y la novelística; fue hasta más tarde, poco después de haberse ordenado sacerdote, cuando es enviado a París a realizar estudios de artes plásticas e historia general del arte en la Escuela del Louvre.
Su estancia en Europa lo pone en contacto con las vanguardias del siglo XX, sobretodo el fauvismo y el expresionismo alemán, escuelas que le cautivan y que formarán parte de las muchas referencias que integran su lenguaje.

Y es que su obra se caracteriza por establecer múltiples y constantes diálogos con quienes el propio Aguayo consideró como sus verdaderos maestros: los impresionistas y postimpresionistas; pero también los maestros de la escuela mexicana de pintura y los gigantes del abstraccionismo americano, como Rothko y Pollock – a quien conoció personalmente – con quien comparte el involucramiento con los materiales y el gesto del propio cuerpo volcado sobre cada una de sus piezas.